#ViejoTaller: De Rooy busca la hazaña en el Dakar, pero encuentra la tragedia en el Sahara

En el París Dakar de 1988, el holandés Jan De Rooy presentó dos súper camiones para ganarle a los autos, sin embargo, uno de ellos quedó para siempre en el desierto después de un accidente fatal.

Las viejas travesías en el París-Dakar de los años ´80 atraparon a muchos competidores gracias a sus libertades técnicas. Y bajo esta premisa, el holandés Jan de Rooy se puso como meta una gesta con mucha audacia: ganar el Rally con un camión, por delante de los autos. Y a pesar de que estuvo cerca de la proeza, su equipo encontró la tragedia antes de llegar a la bandera a cuadros en Senegal.

Como antecedente, De Rooy ya había participado en ediciones anteriores con camiones experimentales, como el «Monstruo Bicéfalo» de 1984 que tenía dos cabinas y dos motores en dos chasis unidos. En 1987, tras haber conseguido el apoyo oficial de DAF el año anterior, consiguió su primera victoria en el Paris-Dakar, sin embargo, en la general obtuvo el 11° lugar. El camino estaba marcado, pero hacía falta un camión más poderoso para ganarle a los autos.

El X1 y X2, listos para largar el Rally Dakar de 1988. (Foto: Dakar)

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Así, para 1988, De Rooy desarrolló el Turbo Twin, un camión basado en el DAF 95 con dos motores diesel de 11.6 litros, 1200 CV y una velocidad máxima de 240 kilómetros. En su planta impulsora, el vehículo también contaba con seis turbos, y un torque de 4700 Nm (a modo de comparación, un camión de calle llega a 1000 Nm). De esta forma, y como gran favorito, DAF inscribió dos ejemplares a la carrera, el X1, con las especificaciones descriptas arriba, y el X2, que había ganado en 1987 y recibió un recarrozado y evoluciones técnicas para ser más competitivo.

Objetivo en marcha

El 30 de diciembre de 1987 se llevó a cabo la largada simbólica de la carrera en París, con 603 participantes y de los cuales 109 eran camiones. El recorrido total hasta Senegal era de 12874 kilómetros, de los cuales 6605 eran especiales. En el medio, el desafío más grande era el desierto del Sahara, y territorios agrestes en Algeria, Níger, Mali y Mauritania.

Ya desde el comienzo de la entrada al continente africano, el X1 comenzó a plasmar en resultados todo lo que se esperaba de él. El Turbo Twin no bajaba del Top-5 en la clasificación general e incluso fue protagonista de un video en el que supera al Peugeot 405 T16 de Ari Vatanen, uno de los favoritos a la competencia.

Al cabo de ocho etapas, ya en el escarpado territorio de Níger, el X1 partió raudo con el tercer puesto en la general, por delante de los Peugeot y para unir los 500 kilómetros entre las poblaciones Djado y Agadez. El X2 comenzó la etapa poco después, sin embargo, su participación tendría un abrupto final en el km 30 del especial. El vehículo saltó una duna, pegó con su trompa contra la arena y dio seis vueltas. Por el impacto, el copiloto Kees Van Loevezijn salió disparado a través del parabrisas junto a su asiento y como consecuencia falleció de forma instantánea.

El DAF 95 Turbo Twin X2 se accidentó el 9 de enero de 1988. (Foto: Dakar)

Por el accidente, DAF se retiró de la carrera y de esta manera conquistaría su primer Dakar otra leyenda de los camiones: Karel Loprais, campeón también en 1994, 1995, 1998, 1999 y 2001. Hecho trizas el sueño de De Rooy, Juha Kankkunen, con otro Peugeot 405, ganaría el Dakar 1988.

El accidente del X2, que quedó para siempre con su esqueleto en el desierto del Sahara, generó discusiones en el seno de organización y se terminó con varias libertades técnicas que lo asemejaban al Grupo B del Rally Mundial, prohibido desde 1987. Así, tras la eliminación de la clase de camiones en 1989, los pesados volvieron mucho más domesticados a competir a partir de 1990. De esta forma, la posibilidad de ganar un Dakar con uno de estos vehículos quedó completamente descartada.

El cadáver del DAF Turbo Twin X2 permanece en el desierto. (Foto: Reproducción)

Al contrario del sepulcro del X2, el X1 permanece expuesto en el museo de DAF y cada tanto sale a dar una vuelta por medio de Gerard de Rooy, hijo de Jan, campeón en las ediciones de 2012 y 2016 ya durante su etapa en Sudamérica. Ya con respecto a la marca holandesa, el sueño terminaría caro: a 35 años de la tragedia, DAF nunca más volvió a ganar un Dakar.