Ducati cierra una espera de 15 años con título que corona el trabajo de Dall’Igna

Hombre fuerte de Ducati en los últimos años, el director técnico es el gran genio detrás del final de una larga sequía de títulos en MotoGP. A través de sus manos, la formación de Borgo Panigale consiguió la mejor moto de la parrilla, empezó a atraer a más y más pilotos y hoy es la fuerza a batir en el Campeonato del Mundo de MotoGP.

LA ESPERA TERMINÓ. 15 años después de que Casey Stoner le diera a Ducati su primer título de MotoGP, Francesco Bagnaia ha puesto fin a una larga y amarga sequía y ha coronado el trabajo de Gigi Dall’Igna al frente de Ducati Corse, la división de carreras de la marca de Borgo Panigale.

En esta década y media de espera, la marca italiana ha vivido un auténtico calvario. En 2007, cuando ganó el título, Stoner aprovechó no solo un talento único, sino también las circunstancias, ya que era el comienzo de la era de las 800cc. Esa fuerte unión, sin embargo, se perdió con el tiempo.

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Gigi Dall’Igna es el padre de la Desmosedi (Foto: Ducati)

En 2009, el australiano enfrentó problemas de salud y tuvo que retirarse de MotoGP. Esperaba el apoyo de la empresa, pero se sintió abandonado. En cambio, Ducati le ofreció a Jorge Lorenzo un montón de dinero, mucho más de lo que le pagaron a su único campeón. Era el principio del fin.

Cuando Stoner se fue a Honda a finales de 2010, la formación de Bolonia fichó a Valentino Rossi. Pero la moto distaba mucho de ser el prototipo ganador de 2007. El matrimonio entre ambos fue un fiasco legítimo.

El #46 se dio cuenta del error en el primer año de contrato y pronto trató de encontrar el camino de regreso a Yamaha. En su lugar, los italianos incorporaron a Andrea Dovizioso, alguien que fue fundamental en el proceso de desarrollo de la Desmosedici. Pero cambiar de piloto no fue suficiente.

Cuando no funcionó con Rossi, uno de los grandes de todos los tiempos, quedó claro que el problema estaba en la moto. El ingeniero a cargo fue Filippo Preziosi, alguien conocido por su inteligencia pero también por su terquedad. El italiano, a pesar de las numerosas quejas de los pilotos por el comportamiento de la moto en las curvas, no quiso cambiar de opinión.

Fue entonces cuando, a finales de 2012, el expresidente de Ducati anunció a Bernhard Gobmeier al frente de Ducati Corse. El paso del exjefe de BMW por el Mundial de Superbikes, sin embargo, fue breve, pues menos de un año después asumió un nuevo rol en el grupo Volkswagen. Ahí es donde Gigi Dall’Igna entró en escena.

Bajo la batuta del italiano, la Desmosedici ganó competitividad y volvió a la vanguardia de MotoGP. En 2017, Dovizioso luchó por el título con Marc Márquez hasta la carrera final, pero fue derrotado por el español. Aún así, ya era un camino sin retorno. Los italianos ya eran una fuerza a tener en cuenta.

Con Dall’Igna al mando, la Desmosedici se hizo cada vez más presente y Ducati empezó a apostar por los jóvenes talentos. Cuando decidió renunciar a Andrea y apostar por pilotos más jóvenes, la formación de Bolonia parecía incluso un poco ingrata, pero hoy demuestra que fue un acierto.

En 2022, Ducati puso ocho motos en la pista. No durante todo el año, pero sí del todo competitivo. Logró despuntar con diversos pilotos e incluso la disputa por el puesto en el equipo de fábrica en 2023 fue feroz.

Dall’Igna supo cómo resolver los problemas técnicos de la moto, pero el equipo también logró asegurar algunos de los mejores y más emocionantes talentos del momento. Ducati está muy bien servida para hoy, pero también tiene la mirada puesta en el futuro, para no perderse como pasó tras Stoner.

A diferencia de lo que sucedió en 2007, la Desmosedici hoy no es una moto de un solo hombre. Muchos pilotos ganan con ella. Muchos pilotos son rápidos con ella. Y este es el mayor activo de Ducati. Este es el mayor logro de Ducati.

Cuando miramos a la competencia, Honda pagó un alto precio por depender de Marc Márquez. Yamaha ahora depende de Fabio Quartararo. Pero los italianos pueden respirar aliviados sabiendo que tienen un equipo versátil y competitivo que funciona bien con todos. Si hoy o mañana Pecco decide hacer las maletas y salir, Ducati no se perderá.

Necesitaron 15 años de una larga reconstrucción, pero el título de Bagnaia muestra que Ducati ha llegado al otro lado. La victoria llegó en una época muy competitiva, en un año en el que Pecco cometió muchos errores –nunca había habido un campeón con cinco abandonos–, lo que es un ejemplo más del poderío de Ducati.

Con tanto talento y una clara evolución, Ducati tiene todo lo necesario para no tardar tanto en aumentar la suma de títulos en MotoGP en el futuro.